Diciembre 3, 2023
Acabo de terminar de escribir mi Year Compass de este año. No pensaba escribir más por acá, confieso, pero no se por qué hay algo de la escritura y de lanzarla al mundo que me seduce. ¿Será la necesidad de trascendencia? ¿O de sentir que no estoy sola en las cosas que siento y que me pasan? No tengo la respuesta (aún), pero de todos modos se que esto puede terminar tan abruptamente como empezó.
El mes pasado la pasé bastante mal por todo lo acontecido con las elecciones presidenciales 2023 de Argentina. No quiero ni necesito por este medio entrar en detalles, pero había decidido dejar de escribir all together. Dije listo, ya está, esta es para mí la gota que rebalsó el vaso, no quiero saber más nada de nadie, ni de que nadie sepa más nada de mí. Sentí la necesidad de recluirme, resguardarme en aquellos que me cuidan y protegen de las cosas que me hacen mal porque me sentí desarmarme. ¿Cómo podía ser que algo que me daba tanto alivio también me trajera tanta ansiedad? No entraré en detalles pues TMI… pero hasta desarrollé problemas gastrointestinales por esto.
Haciendo justamente el balance de mi año con el booklet de Year Compass me di cuenta que en realidad el problema era otro. Muchas veces me había planteado dejar de ser consumidora para pasar a ser full creadora y estar enteramente del otro lado de la calle, pero no me había dado cuenta de por qué lo necesitaba hasta hoy. Estoy convencida que los seres humanos no estamos hechos para consumir tanto contenido 24/7. Es como querer leer 20 libros a la vez — bueno, hay gente que lo hace, pero yo siento que, de nuevo, no estamos hechos para tanto estimulo, sobre todo yo que soy introvertida e hipersensible.
Desde el 2021 que dejé de ser influencer recorté lo más que pude mi consumo de contenido en redes sociales. Me volqué a este formato de newsletters justamente para escapar de los algoritmos y de la carrera que se nos impone en estos medios para “pegarla”. Entendí que mi creatividad no puede vivir en un lugar donde la cantidad prima por sobre la calidad, y que tampoco quería comprometerme a ninguna periodicidad ni a un nivel de exposición para el cual no solo no estaba preparada sino que no quería en mi vida.
Suena ridículo decirlo porque lo hice durante años, pero yo nunca quise exponer tanto de mi vida en línea. Estoy convencida de que la vida es eso que pasa fuera de las redes, pero fue este mes pasado que realmente lo entendí.
Se que no estoy sola en esto que siento y que muchas personas del otro lado pueden empatizar con esto. Inclusive en este espacio que habito les invito a dejar de tenerme en sus casillas si se sienten abrumados. Tenemos que ser muy cuidadosos con lo que llega a nuestras vidas, porque el tiempo es finito y esta humilde escritora, desde el fondo de su corazón, desea que pasen más tiempo fuera de las pantallas que dentro de ellas.
En Octubre hice un mes sin redes. Más específicamente sin Instagram que ha sido el que más daño me ha hecho, pero logré dejar Twitter y no volver a él de forma permanente (ahora solo tengo cuenta para poder ver los links de cosas graciosas que mi novio me manda).
A la vuelta de mi pausa, dejé de seguir a todos los influencers que seguía (pero todos eh) y borré también a personas que hacía años no me hablaban pero lurkeaban a ver en qué andaba. Las marcas que me gustaban también las dejé de seguir y solo me limité a guardar una publicación suya en una carpeta de guardados para recordarlas cuando las necesite.
También, y con mucha culpa debo decir, dejé de seguir y pagar varios newsletters que ya no resonaban tanto conmigo o que inclusive no tenía tanto tiempo de leer porque, de nuevo, me había llenado la casilla de newsletters — ¿acaso la idea del news no era bajar la velocidad que nos habían impuesto las redes sociales?
Hoy siento que estoy seteando mis espacios para pasar a ser 90% creadora y 10% consumidora. Todavía no se si quiero dejar mis espacios por completo — vengo coqueteando con la idea de dejar de existir en internet hace como 2 años y mis amigas (sobre todo del mastermind) conocen bien esto de mí — pero por lo pronto quiero bajar los decibeles y que ustedes que están del otro lado reciban cartas mías del corazón, como si compartiera parte de mi diario íntimo con ustedes, lo cual quiere decir que, por el momento, no voy a seguir con las temáticas mensuales ni una periodicidad específica.
🌸 Flor.