Hola desde la cocina de mi nueva casa. Sí, leíste bien: mi nueva casa. Pero espera que ya vamos a llegar a eso. Seguro habrás notado que no te envié nada el mes pasado (o no, pero juguemos a pretender que sí te diste cuenta) y no fue adrede. Pasaron todos los imprevistos habidos y por haber en mi vida que hicieron que cualquier cosa que no fuera comer y dormir resultasen imposibles. Me cuesta mantener la boca cerrada, los dedos un poco más quietos de lo usual, porque si hubo algo que cambió en estos 2 meses que no charlamos por acá es que me volví más privada (me sorprende que esto haya sido posible con mi historial de sobre exposición online). Pienso que ganó un lado medio jodido en mí que piensa "no le voy a dar el gusto a mis conocidos de estar al día con mi vida a través de mi newsletter — si quieren saber de mí, que me escriban" y por primera vez decidí aceptarlo tal y como es. Ya no soy la persona que era, lo vengo diciendo hace tiempo, pero creo que esta situación que pasó en Septiembre hizo que dejara de intentar ser políticamente correcta para dar lugar a ser yo al 100%, aún con las partes que se que a la sociedad no van a gustarle. Que a ver, no estoy haciendo daño a nadie ni diciendo nada polémico, simplemente me cansé de danzar alrededor de lo que una sociedad enferma espera de mí.
Así que ya sabes, si estás leyendo esto porque pensás que vas a estar al día con mi vida personal, ya sabés... no es por acá :P (no voy a mentir: *me encanta* esta nueva faceta mía).
Igual tampoco voy a ser tan mala con vos, mi lector, así que te voy a contar lo que pasó a grandes rasgos, y es que mi abuela empeoró en su estado de salud y tuvo que ser hospitalizada durante una semana. Los hospitales me dan miedo desde el 2021 que tuve que cuidar a mi tío cuando salió de terapia intensiva, así que fue todo un desafío volver a enfrentarme a una situación similar. Solo que esta vez la cosa se tornó un tanto más permanente, porque mi abuela tiene una enfermedad que progresivamente se va complicando, lo que la llevó a tomar la decisión de dejar que me mude a su casa a cambio de ella vivir con mi mamá en la habitación que supo ser mía. La línea de tiempo fue más o menos así: mi abuela se cae en la casa del fondo, sola, 3 días seguidos, pasa 1 semana en cama, acordamos la mudanza, me mudo un Sábado, y el Domingo queda internada durante 1 semana, para volver el Lunes de la otra semana (es decir que se quedó algo así como 8 días). 1 semana más tarde a la vuelta de mi abuela mi novio se muda conmigo. Toda esta secuencia transcurrió en el lapso de 3 semanas. Calificar Septiembre como caótico es poco, ¿no te parece?
Estas son algunas de las nuevas experiencias por las que pasé:
Convivir con la incertidumbre de no saber el diagnóstico de mi abuela durante 2 semanas.
Hacer una mudanza express a la casa del fondo del terreno.
Ayudar de paso a mi abuela a hacer decluttering de sus cosas mientras me mudaba (hablaré más sobre esto en la columna de Vida Simple que sale el 15).
Limpiar a fondo una casa entera (nunca me había mudado yo sola a una casa).
Aprender a convivir con mi pareja.
Menos mal que dije que iba a hablar poco sobre detalles de mi vida personal, ¿no? :P Pero bueno, siento que era necesario explicarte este contexto para poder explayarme un poco más acerca de lo aprendido, o mejor dicho de lo que aún sigo en proceso de aprender.
Me gusta decir que los seres humanos somos hijos del rigor, que no aprendemos hasta que algo transcendental nos pasa. Ahora, después de vivir esta segunda experiencia, pienso que aún pasando por las peores es posible no aprender la lección que la vida trata de ponerte en frente. Porque te juro que me pasó algo parecido a lo que mi abuela 1 semana después de que a ella le pasara. Fue como si la vida hubiese visto que no había cambiado nada en mi y decidió darme un poco de la misma medicina a ver si algo hacía click. Spoiler alert: no mucho ha cambiado, y me da vergüenza admitirlo. Me hace preguntarme, ¿dónde está el límite? ¿Cuándo voy a escarmentar y aprender *en serio*? ¿Qué es lo que tiene que pasar para que aprenda? ¿En serio necesita pasar algo para que active? No creo todavía tener buenas respuestas para darte, solo muchas preguntas. Quién te dice que quizás el próximo mes pueda contarte que *por fin* algo sí me digné a cambiar, pero no puedo hoy ser hipócrita y mentirte.
Nos leemos la próxima,
Flor.
Soy Flor, y Flor de Newsletter es mi espacio de exploración creativa personal y conexión con la escritura. A diferencia de otros espacios que nos exigen cantidad sobre calidad y foto sobre texto (cofcofredessocialescofcof), este espacio existe para honrar a las palabras y pulir mi habilidad para transmitirles historias y pensamientos. Es por eso que en este espacio van a encontrar muy pocas fotos de mi cara (pocas fotos, dicho sea de paso) y nada de recomendaciones de películas o libros, a menos que estos sean la inspiración para mis columnas.
"Yo no escribo para que me admiren, ni para que esto se convierta en una carrera en un futuro. No le pido a mi escritura que sea perfecta ni que sea digna de una publicación de un libro. Mi escritura existe para documentar mis procesos, para crecer como ser humano y para que le sirva a quien lo lea, para no sentirse solo. Ella me regala compasión y comprensión. El propósito de mi escritura es simplemente registrar mis procesos"