Un poco de ansiedad en el pecho. Cansancio físico. Algo de sed. Energía y motivación. La cara algo seca. Ternura por mi gato. Urgencia por la cantidad de cosas que quiero hacer. Inspiración. Conexión con la belleza, con lo estético en mi vida. Estoy extrañando ciertas cosas de la oficina de mi trabajo. Extraño el chocolate caliente de la ofi. Extraño los sillones de la ofi. Estoy contenta que igual hoy trabajo desde casa. Siento el calor del cuerpito de mi gato ahora.
Decidí arrancar la columna de este mes describiendo algunas cosas que estoy sintiendo en este momento no solo porque es el tema del mes, los sentimientos, sino porque me costó muchísimo darle forma a este news. Parece mentira que cada vez que me siento a escribir los news mensuales me cueste tanto. A veces siento las ganas, o la necesidad, de no hacerlos tan extensos y explayarme semana a semana en las cartas que les envío (o trato de enviar) los domingos. Terminar el mes haciendo una reflexión y ya.
Me cuestiono si quizá lo que estoy haciendo es evadir algo que me cuesta porque lo necesito, o si realmente esta metodología no me está funcionando. ¿Alguna vez les pasó algo así?
Los sentimientos fueron el gran tema que me estuvo atravesando el mes de Mayo. El tema llegó a mí en una de las últimas sesiones de terapia del mes de Abril. Justamente me encontraba hablando del tema del mes anterior, las transiciones, cuando surgió esa idea de que al final cualquier cambio que yo decida hacer en mi vida es en pos de llegar a un lugar donde yo me sienta de determinada manera y que esa debería ser la brújula que guíe mi camino: cómo me quiero sentir haciendo x. Entonces, ¿por qué me encuentro haciendo cosas que no se alinean con lo que verdaderamente siento?
Metas con alma. Sentirse bien es la intención primaria.
Me propuse releer el libro El Mapa del Deseo ni bien determiné el tema de este mes. Si bien habla más del deseo que de las emociones, lo que la autora plantea es básicamente lo que yo concluí en terapia en aquella sesión:
“La base de una buena relación con las intenciones y las metas es tener en cuenta que la finalidad principal es sentirnos de la manera que nosotros deseamos. Las cosas externas que queremos tener, hacer y experimentar son objetivos secundarios, los cuales todos vuelven de nuevo al punto cósmico: experimentar tus sentimientos esenciales deseados.”
El problema radica en que vivimos en una sociedad que patologiza los sentimientos y premia nuestra productividad y sus resultados. Toda mi vida aprendí que lo importante es llegar a la meta y no disfrutar del proceso. Así fue como transité varias experiencias en mi vida sin disfrutar del proceso, mirando solo la meta final: terminar el colegio, terminar la facultad, conseguir un trabajo nuevo. Al final del día cuando conseguía la meta me sentía bien, si, pero también sentía que algo me faltaba y claro, era eso: disfrutar del proceso.
“Solo quiero alcanzar mis metas si tanto apuntar como dar en el blanco sientan bien.”
Y esto me hace cuestionar la forma en que me siento en este momento redactando esta columna. No voy a mentirles: no estoy disfrutando de mi misma ni de mis palabras en este momento. Siento que desde el news de Afirmaciones donde mucha gente me escribió diciéndome que les había encantado el resultado, como estaba estructurado, estoy compitiendo con una de mis mejores entregas, la que más disfruté hacer y que más naturalmente me salió. Quizá este mes se trate de esto: dejar que las palabras fluyan como a mi me gustaría independientemente de quien esté del otro lado.
Siento (palabra clave) que lo mejor que tengo para ofrecer al mundo son mis pensamientos recurrentes. Esos que se te vienen a la cabeza en un momento x del día y decís “necesito compartir esto con mi gente”.
Meme aside, quiero compartirles algo que escribí ayer (29 de Mayo) en la oficina durante mi lunch break que creo es de las cosas más significativas que me pasaron en Mayo y que están relacionadas a cómo me siento conmigo misma y mi vida:
Mayo 30, 2023.
A que no me vas a creer desde dónde te estoy escribiendo: desde la oficina 😛. Estoy cómodamente sentada en la parte común de la ofi que es como una especie de living abierto muy precioso. Me siento algo rara haciendo esto porque una parte de mi piensa que todos van a pensar que soy re mala onda por hacer “rancho aparte”, pero por otra también se que tengo derecho a usar mi hora de almuerzo como me plazca y ahora la verdad tengo muchas ganas de escribir. No se si es el hecho de que estar físicamente en una oficina me genera mucho aburrimiento, o si es el estar rodeada de personas constantemente hace que mi batería social tenga ganas de entrar en modo ahorro de energía, pero acá estamos.
Las últimas semanas no estuve muy presente por acá. Estoy luchando un poco con el cargo de conciencia que eso me genera, por supuesto, y es por eso que quizá tengo la necesidad de escribirte esta carta. Un poco para que no te pase, o para que puedas identificar si estás en una similar.
La semana pasada tuve una revelación muy hermosa con mi journal. Para quienes no saben, yo tengo un journal físico estilo diario donde escribo las ocurrencias, pensamientos y hechos que quiero recordar de cada semana. Y como soy una persona altamente visual, le agrego fotos que haya sacado en esa semana también. Básicamente arranqué con este registro porque sentía la necesidad de documentar mi vida de otra forma que no fuera digital, y si bien sabía que me iba a terminar enganchando nunca pensé que iba a descubrir lo que descubrí: mi vida al final no era tan aburrida como yo pensaba.
Haciendo un repaso de estos 2 últimos meses que estuve registrando mi vida de esta manera, me di cuenta que cada semana algo interesante había ocurrido. Quizás no era un evento que al resto pudiera interesarle, pero para mí fueron hechos relevantes que le sumaban calidad a mi vida. Me encontré pensando que no era verdad que en mi vida no pasaba nada, que mi vida no era aburrida. Simplemente me habían hecho creer que tenían que pasarme cosas extraordinarias todos los días para ser dignas de ser compartidas. Y al mismo también también me hicieron creer, inconscientemente, que los momentos mundanos y repetitivos de nuestras rutinas no tenían ningún valor, cuando… para ser honesta, la rutina a mi me ha salvado la vida.
Mi vida no es solo valiosa, sino que es super interesante porque me encanta vivirla. Y si a alguien no le gusta o no es lo suficientemente llamativa desde la perspectiva del marketing, ESTÁ BIEN. Yo, ni vos, ni nadie, deberíamos amoldar nuestras vidas para ser “consumidas mejor”. No deberíamos dejar que nadie ni ninguna tendencia marque nuestros gustos, cómo elegimos que se vea nuestra casa o la ropa que adorna nuestros cuerpos.
Y yo, siento tan introspectiva y todo, aún así caí bajo estos mandatos. Imagínense quienes nunca se cuestionan esto. ¿Vos alguna vez te lo cuestionaste?
Estoy casi al borde al llanto releyendo estas palabras que fluyeron tan rápida y naturalmente de mis dedos el martes pasado. Por un lado me siento tonta (heh, otra vez la palabra clave), pero por el otro agradezco esa vuelta a la realidad que logré conseguir haciendo algo REALMENTE para mí.
Más sentir, menos pensar y sobreplanificar
Escuchate más, te lo pido por favor. Está bueno darle lugar a nuestras mentes a razonar y pensar qué es lo que creen que es lo mejor para nosotros. Pero también permitite sentir. Nuestro sistema de emociones es más viejo que la razón, por miles de años, ergo tiene más experiencia. ¿Si no cuántas veces tu intuición estuvo en lo correcto pero racionalmente decidiste no hacerle caso? ;)
Para cerrar esta columna, te voy a dejar una lista de cosas que hice porque vi al resto hacer, porque pensaba que era lo cool, inserte aquí miles de razones más que NO son las mías. Nos vemos en los comentarios 🧡
Detox de un mes sin redes, cuando yo ya tengo un camino recorrido y solo necesito, como mucho, un detox de un día a la semana o controles de horarios.
Miles de herramientas de organización. Probé de todo: Toggle, Asana, Trello, calendar, bullet journal, to do lists digitales. Me abrumé de opciones al pedo porque cuanto más complejizo mis rutinas, menos las quiero cumplir. En mi caso menos es más.
Vestirme para mi tipo de cuerpo. No me podría importar menos.
De la mano de la moda, tener prendas básicas lisas bleh. Me aburren. No necesito más de 1 o 2, el resto, dale, tirame todas las texturas, colores y estampados mabel.
Esperar a hacer algo interesante para documentarlo. ¡¿Por qué me haría eso por jebuuus?!
Hacer una rutina de skincare de 10 pasos con productos carísimos, que encima no me terminaba funcionando porque, de nuevo, para mí en este caso menos es más.