18 de Abril, Buenos Aires, Argentina. En mi oficina en casa.
¡Hola! ¿Cómo estás? Yo ando un poco cansada físicamente — hace unas semanas decidí incorporar más actividad física a mi rutina1, pero la verdad es que no contaba con que el cuerpo sintiera que era demasiado. Una de dos, o me estoy poniendo grande2 o necesito más energía3. La cuestión es que me duelen los pies al estar tanto tiempo parada4, y los músculos de todo el cuerpo por estar agregando peso en el gimnasio. Es lo que pasa cuando te entusiasmás con el gym: después de cierto tiempo de estar haciendo musculación, la frecuencia con la que variás el peso cambia, así que tampoco es que voy agregando 5kg todas las semanas como hacía al principio.
Igual no te quiero aburrir con mis charlas de gimnasio. Hoy quería contarte acerca de otra cosa, acerca de una idea que exploré en un video casero para mí hace un tiempo: y es que no necesito MÁS información, necesito tomar ACCIÓN. Esta idea venía dando vueltas en mi cabeza desde principio de año. Me había invadido un sentimiento de que nada de lo que estaba viendo en YouTube o escuchando en podcasts me sonaba como a idea nueva. Hacía bastante no sentía ese "aha!" moment que solía sentir años atrás. Y es que claro, mirando hacia atrás, me di cuenta que entre terapia y los incontables libros de autoayuda y psicología que leí se me pasaron como 15 años de constante optimización personal que me dejaron, a esta altura de mi vida, sintiéndome un poco vacía. ¡15 años! Es muchísimo tiempo, ¿no te parece? Y si bien es cierto que mi vida cambió muchísimo en esos años, la gran parte de los cambios los atribuyo más a haber tomado acción y efectivamente cambiar algo en mi rutina que a seguir leyendo las palabras y consejos de otros.
Me da un poco de pena pensar en mi misma en el pasado. Me veo desesperada leyendo libro tras libro, esperando esa frase, ese párrafo que hiciera que mi vida diera un giro de 180 grados. Spoiler alert: no lo hace, no lo hace. Los grandes cambios que hoy puedo percibir se fueron dando de a 5 o 10 grados cada mes como mucho. De a poquito, a pasos cortos5.
Todo lo bueno puede llegar a ser malo en desmedida. Por eso digo que probablemente no necesites más información, sino pasar directamente a la acción, a hacer. ¡Equivocate! ¡Tropezá! ¿Qué es lo peor que puede pasar? Mientras no estés haciendo algo realmente peligroso, nada es tan grave como pensás que va a ser. ¿Sabés cuál pienso que es la diferencia entre la inteligencia artificial y nosotros los seres humanos? Que sin que nosotros la alimentemos la IA no existe. Que mientras ella optimiza y nos hace resúmenes, nosotros tenemos que estar ahí afuera cagándola, viviendo la experiencia humana para después ir a contarle y que transforme eso en conocimiento.
Hay que pasar de la optimización a la curiosidad, al juego, a la acción real. A mi no me hizo bien vivir estos últimos 15 años consumiendo contenido hiper analítico. Me faltó vivir. Me faltó sentir, mucho, mucho más. Porque pensaba que las respuestas las obtendría del próximo libro, del próximo video de YouTube. Pero las respuestas ya estaban conmigo, acá adentro, listas para ser descubiertas al momento que yo me decidiera a actuar.
Hay una razón por la cual las carreras universitarias tienen una duración determinada. A partir de cierto punto toca salir al mundo real y trabajar para aprender 'hands on'. Está bueno armarse una base, pero después todo se resume a prueba-error. Te animo a que me cuentes algo que hayas logrado, algún hito, alguna habilidad, que se te haya dado por lanzarte de cabeza y repetir una y otra vez, hasta que te saliera como vos querías. En mi caso, fue la costura. Antes de ir a la facultad para estudiar moda, quería hacerme vestidos del estilo alternativo japonés gothic lolita. No tenía ni idea de cómo hacerlo, pero sabía que quería vestirme así y que no podía lograrlo de otra manera: me tenía que hacer yo la ropa6. Mis primeras creaciones fueron monstruosas; las últimas, no tanto. Hasta me atrevo a decir que eran hermosas7. De haber esperado a terminar la facultad o hacer algún curso completo, jamás me habría vestido así. Y todo fue gracias a que me animé a equivocarme, porque lo veía como un juego en el cual me entusiasmaba tanto el proceso como llegar al final.
Mi mensaje para vos hoy es este: No te dejes engañar por la falsa sensación de progreso que te genera ver videos y tutoriales de lo que querés hacer. Muy probablemente ya tengas toda la información básica que necesitás. No permitas que el sobreanálisis te lleve a la inacción. Se aprende mucho más (¡y más rápido!) probando y cometiendo errores. Hacé, hacé, hacé.
Nos vemos la próxima,
Flor.
*PD: Perdón por la cantidad de notas al pie. ¡Me pasé!
Como me paso el día sentada pues trabajo de oficina, decidí agregar los famosos 10.000 pasos para cortar un poco el día laboral en la hora de almuerzo y estar más activa.
Tengo 33, no creo que sea el caso.
Si bien es verdad que estoy en déficit calórico, estoy comiendo la suficiente proteína y carbohidratos; no siento que no tenga energía.
Estuve implementando un standing desk también. Muchas notas al pie, lo sé LOL.
Aunque, bueno, quizás la pandemia significaron unos buenos 30 grados, pero eso nos puso culo para arriba a todos.
Tengan en cuenta que eran los 2000 y apenas internet tenía información en inglés, ni hablar de la existencia de los tutoriales de YouTube.
Conforme nadie las mirara por dentro. Muy prolijas mis terminaciones no eran...
“Hay que pasar de la optimización a la curiosidad, al juego, a la acción real“ siiiii