Para que una puerta se abra, otra tiene que inevitablemente cerrarse
Sobre como cerrar puertas hizo que casi me comprara un vestido gothic lolita (o algo así)
6 de Junio, Buenos Aires, Argentina. De noche en la oficina en casa.
¡Hola! ¿Cómo andas? Espero que estés bien :) Yo estoy muy en una con los ciclos que terminan. Los finales son un poco agridulces; cuando uno está en la cresta de la ola no puede ni pensar en terminar algo que te hace tan bien, y sin embargo en algún momento pasa y tenés que decir adiós. Me pasó cuando dejé mis clases de japonés a fines del 2019, y me pasó también cuando dejé krav maga durante la pandemia. Hace unos días volvió a pasarme de nuevo con una comunidad creativa de la cual era parte desde Junio del 2022. Nunca pensé que me iba a ir, pero venía sintiendo hace rato que ya no era para mí lo mismo que antes. Algo había cambiado. Qué exactamente, no sé, pero no era lo mismo y me comenzaba a pesar el pago de la comunidad en mi tarjeta de crédito. No diría que estoy mal económicamente, pero tampoco estoy tan holgada como para gastar en cosas o servicios que no utilizo, que este era mi caso. Hubieron otros proyectos y demandas de la vida que empezaron a alejarme de las actividades de la comunidad, y terminé por no participar durante meses, a pesar de que cada tanto pensaba "tendría que participar" pero, en el fondo, ya no sentía la motivación ni las ganas para hacerlo.
Digo que lo de los ciclos me cuestan porque un poco estas cosas se te hacen carne, una parte de tu identidad. Y es jodido, porque cuando ese algo se termina es como si una parte de vos quedara vacía. ¿Cómo puede ser parte de tu identidad algo que ya no sos ni hacés? Yo ya no hago krav maga, y dudo volver a hacerlo por mucho que me pese, por ende ya no forma parte de mi identidad. Ya no le digo a la gente que en mi tiempo libre hago krav maga o que estudio japonés. Son historias pasadas, por mucho que a veces me pese. Y me pesa porque recuerdo el disfrute y la emoción cada vez que participaba, nostalgia sería, nostalgia de una persona que ya no soy.
Y al mismo tiempo, dejar ir determinadas personas, cosas, actividades, hace que nuevas puertas se abran para descubrir nuevas identidades que tenía en mi adormecidas.
Hace unas semanas vengo reconectando mucho con música y entretenimiento del pasado. Estoy escuchando música vieja, de cuando era joven adulta y los algoritmos aún no existían como los conocemos hoy, entonces la música y las series las descubrías por recomendación de algún foro o persona con la cual conectabas on y offline. Estoy volviendo a escuchar música en japonés y a ver dramas coreanos por Netflix (ayúdenme, ¡estoy obsesionada y NO PUEDO dejar de mirar!). Estoy volviendo a sacar del placard la ropa que no me va y planificando agrandarla para poder volver a usarla (upcycling creo que se llama esto). ¡Hasta estoy volviendo a enamorarme del estilo EGL que solía usar cuando era adolescente1! Estoy volviendo a mi misma antes de los algoritmos, podría decirse, y es muy loco que me pase esto ahora que he vuelto a tener redes sociales que me muestran cosas en tendencia todo el tiempo.
El fin de semana pasado me probé en una tienda en mi ciudad por primera vez un vestido gothic lolita. No se describirles con exactitud todas las emociones y sentimientos que pasaban dentro de mi cuerpo mientras me probaba. Creo que la Florencia de 15 años estaba extasiada, y al adulta tratando de calmarla porque el L no nos iba y presentía que no iba a haber XL (estaba en lo cierto, maldita sea, pero bueno, me dijeron que podrían volver a entrar). Pero fue una locura. Pensar que estuve a esto de comprarme un vestido EGL es una locura, una muy hermosa por cierto. Quien dice que la próxima que les escriba haya adquirido ya uno ♥.
Nos leemos,
Flor.
"Elegant Gothic Lolita", un estilo de moda japonesa donde la premisa es básicamente verse como una muñeca de porcelana antigua.