Septiembre ✨ Choose what to give a fuck about ✨
Sobre no querer que el proceso se termine y el minimalismo
Como quien no quiere la cosa, presiento que estoy ante otro cambio. Si, ya sé, revoleaste los ojos como yo hace unos minutos hahaha. A esta altura ya debería hacerme amiga del “nada es para siempre” y de que la única certeza que tengo es sobre lo incierto. Lo constante es lo inconstante, y el balance está ahí en el medio de todo eso, en el proceso que tanto a veces cuesta disfrutar. Me detengo un poco a pensar en qué voy a hacer y cómo me voy a sentir después de llegar a determinado punto de deseo y digo “qué paja, no quiero haber llegado todavía”. Y no por falta de quererlo, porque claro que hay ciertos lugares a los que quiero llegar, pero ¿vieron cuando sentís que todavía falta parte del camino? ¿Que todavía no se terminó y falta un tramo por recorrer? Así me siento yo en estos momentos.
Finalmente, después de tantos años, estoy disfrutando el proceso, y aún no quiero que se termine.
Debo darle créditos al título de este news al libro The Subtle Art of Not Giving a F*ck, de Mark Manson. Me encontré hace unos días con las citas que elegí resaltar de este libro y rescaté justamente esta frase que en español tendría el sentido de algo así como “elegí sobre qué carajos te vas a preocupar” (qué difícil de traducir literalmente).
Ya que te va a importar y te va a hacer doler la cabeza, por lo menos elegí por lo que vas a estar “sufriendo”. Siento que ese es el punto de la frase, y bueno, del libro también. Nadie está libre de preocupaciones y siempre tenemos algo que nos aqueja. No es sano guardarnos todos y yo creo en el poder catártico de la ocasional queja. Pero ocasional eh, no como deporte. Y por eso es que siento que esta frase tiene tanto poder: ¿sobre qué elegis preocuparte hoy que valga la pena?
Te cuento algunas de mis preocupaciones que para mí valen mi energía mental por el momento:
Cómo proteger mis ahorros y cuidar de mis gastos en esta época de elecciones en Argentina.
La velocidad en la que crecen/van a crecer mis ahorros y si estoy en línea con el timeline que me puse para mi gran objetivo.
La cantidad de etiquetas que estoy tratando de imponerme en este último tiempo que no me sirven.
La falta de alfajores rasta en el mayorista cerca del trabajo (una bien superficial para descontracturar el mood 😛).
El minimalismo
Le vengo dando vueltas a la temporada 2 del podcast. ¿Sobre qué quiero hablar que esté dentro del branding de Flor de Podcast? ¿Me encasillé demasiado en el minimalismo? Lo vengo pensando hace mucho porque la idea de seguir hablando DE minimalismo me aburre. No solo ya hay que gente que lo hace (y muy bien por cierto) sino que no se qué tanto me guste identificarme de esa manera hoy mismo.
Es muy gracioso. Se que no le debo coherencia a nadie, ni a mi misma, pero aún así caigo presa del famoso nicho que yo misma construí, y me cuesta salirme del molde, como si lo que otros pensaran tuviera tanto peso. Desde el vamos lo planteé en la descripción del podcast: estoy documentando mi transición hacia una vida más simple y minimalista. Y sin embargo durante estos últimos meses estuve comprando algo de ropa 🤭. Me pregunto la típica “¿soy una mala minimalista?” y al toque me pregunto “¿y vos a quién le estás debiendo serlo?”.
Hice del minimalismo y lo material una parte central de mi vida
Caí víctima de lo mismo que le digo a la gente en el podcast que no caigan. No se obsesionen con los números, sean amables consigo mismas, y acá estoy, dándome latigazos por no cumplir con lo que yo misma “predico”.
Es cierto que todo esto nació de una necesidad: la de dejar de gastar dinero que no tengo y tener menos objetos que cuidar. Pero el otro día me encontraba analizando algo que me dijo mi mamá hace un tiempo: “lo hecho, hecho está, lo que tengo… ya lo tengo” y ahí es donde pensé… ¿y si mejor agradezco y ateosoro lo que tengo y me dejo de joder? Así, de una, a secas. Se puede hacer decluttering hasta cierto punto; sacar lo que ya no te gusta, lo que está roto y no sirve, pero cuando de repente después de tanto descarte te quedan 500 cosas de 1000 que tenías y aún te parece mucho… bueno, quizás es hora de dejar descansar la situación un rato, usar lo que se tiene hasta que se rompa y seguir adelante.
Es un poco spoiler del update que me tocará grabar para el podcast dentro de poco, pero a ustedes les voy a dar la primicia: estoy mejor financeramente. Casi que se me llenan los ojos de lágrimas al escribirlo. La Florencia de hace 1 año atrás jamás lo hubiera imaginado. O en realidad si, porque fui yo quien manifesté la realidad que estoy viviendo ahora.
Hace ya 2 meses que estoy ahorrando. Poco, por el momento, pero estoy pudiendo hacerlo. Se siente como si viera la luz al final del túnel y estuviera entendiendo que efectivamente todo va a estar bien .
Dejé de lado las compras impulsivas, y ahora solo hago shopping de mi wishlist más de un mes después de que haya dejado un producto ahí. La semana pasada también me descubrí borrando cosas de esa wishlist ¡porque ya no las quería!
Se puede gente, se puede.
Si algo me llevo de todo lo que vengo experimentando este año - desde mi primer passion project hasta la decisión de dejar de hincharme las que no tengo con el minimalismo - es que nada es permanente y que lo único constante es el cambio. Siento que finalmente entendí esa frase tan trillada y que saberlo a ciencia cierta me va a dar una tranquilidad que tantas otras veces no tuve. Siento que de alguna forma entendí la frase “choose what to give a fuck about”. Por eso siento que ahora sí puedo disfrutar del proceso.
Y ustedes, ¿cómo se llevan con los procesos, con los in-between?